domingo, 26 de abril de 2020

Benditos tiempos

¡Te conocí! Sí, lo digo con efusividad porque fue simplemente una divina conspiración del universo trayéndonos al mismo lugar, su plan macabro de estrellarnos en el camino y de invitarnos a tener contacto en estos días de tiempos difíciles.

Me atrapaste, sí, fue lo bien que se te veían los lentes haciendo conjunto con tu cara y tu amabilidad que hacía ameno el momento. 

Aquí, sí, ya en este punto estaba atraído, algo despertaba más interés en mí, por eso seguía ahí, cada hora era más interesante que la anterior pero no me esperaba toparme con la magia de tu sonrisa y con el cómo se ondeaba tu cabello por la brisa que se entraba por tu ventana. Por favor, dime que lo recuerdas.

Me cautivaste, sí, porque no solo fue tu disimulada sonrisa por cada uno de mis comentarios sino la energía que en la distancia destilabas. En esta parte del día las expectativas estaban altas.

Todo pasó en un día, sí, ese mismo día aseguraste que te caía bien y que contaba con tu ser, ese mismo día nos conectamos y entendimos que el clic sí fue por la energía que se volvía más compatible minuto a minuto.

Conocerte cambió mi vida, sí, no habían pasado 24 horas y yo ya lo había puesto sobre la mesa ¿recuerdas? Tú juzgándome y hasta me quisiste decir exagerado, pero es que analiza, en verdad fue así.

Insisto, sí, insisto porque fue una cosa de notables energías en la misma habitación aunque la ubicación fuese a kilómetros de distancia. Pero se transmitía en la voz, en la sonrisa telefónica, en los gestos e incluso en la complicidad que solo nosotros entendíamos.

Fue a mediados de abril, sí, cuatro días después de mi cumpleaños y tú fuiste el mejor regalo, pero no lo sabía, lo vine entendiendo poco a poco al descubrir la bendición que es conversar contigo.

Ya no tenía escapatoria, no, yo no lo sabía pero si hubiese tenido intención de irme, no podría. Sencillamente ya me tenías totalmente atraído a ti y nada era superficial.

Fue el mejor día del 2020, sí, no tengo duda, el universo conspiró, manipuló los tiempos, los espacios, hizo lo posible para reunirnos, hizo eso y mucho más.
Pero ¿sabes? Tu sonrisa lo fue todo.

- Eduard Guerrero

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