sábado, 14 de enero de 2023

Un idilio en el mundo de tus ojos

Iba por ahí, caminando por las calles que algunos llaman DÍAS, de una ciudad que otros llaman VIDA, raspando mis zapatos marca ESPERANZA, con el pecho duro como un HOMBRE DE HIERRO y con la frente en alto como si nada me preocupara.

Daba la vuelta por la esquina de mis recuerdos y de repente estabas ahí, en una casa nueva, mientras le echabas agua a tu jardín. Y de verdad que casi no logro reconocerte, estabas distinta, eras otra mujer. Tu jardín de rosas rojas y de otras flores, algunas ya casi marchitas, tú con tu nuevo estilo cobrizo y la mirada de siempre, color verde olivo y el atardecer abrazando tu pupila.

TAN LINDA, eso fue lo que dije e interrumpí tu vida. Me miraste y en corto tiempo me derretí. Salté la reja de todos los protocolos, cogí una tijera y te dije, vamos a cortar estas flores que se están marchitando de tristezas. Tú estabas hipnotizada con el hecho de que yo estaba ahí después de tantos años. Y yo buscando pretextos para no seguir mi camino, y quedarme un rato más.

¡Afuera hace frío! Eso dijiste, me invitaste a tu casa a tomar algo caliente. Tan caliente como tus miradas y tus locas ideas. Abriste las puertas de tu casa que me fijé en la nomenclatura y decía MI CORAZÓN. Recorrí contigo la sala, la cocina, el patio y terminé en tu habitación, no sé cómo le hiciste, pero me tenías allí, una mañana cualquiera haciéndome el café después del amor. ¿Para qué azúcar si ya tengo con vos?

Me asomé por la ventana y veía mi vida pasar, no es que no pudiera salir es que no quería más que estar ahí en este IDILIO. Volteé a mirar, estabas de espalda y descubierta hasta los pensamientos, me volviste a mirar y recordé que TUS OJOS me tenían loco hace más de una década.

El reloj dejó de hacer tic toc, paralizaste mi mundo cuando desnudaste tu mente antes que tu cuerpo, cuando me sumergí en tu paraíso, cuando me desvanecí en ti.
Te volví a besar como si fuera la última vez porque todo parecía un SUEÑO. Abrí los ojos y ya no estabas aquí, a mi lado.

Extraño cada segundo de tu compañía, tus miradas reveladoras y tu sonrisa. Necesito esos ojos en cada mañana como luz por la ventana hasta que sean la última estrella en cada noche de nuestra habitación.
Yo iba por ahí, coleccionando días en mi memoria, pero volviste a aparecer como obra del DESTINO.

No tuviste que decir mucho cuando ya sabía que necesitaba esto, vivir la vida a tu lado, escribir una nueva historia contigo.

Oye, deja de ser un sueño y hagámoslo un hecho. ¿Qué tal tus ojos sean mi elixir de vida? ¿Qué tal seas el vino de la inmortalidad? ¿Qué tal si la luna es testigo de todas nuestras locuras?

Quiero escucharte, tocarte y sentirte, no me quiero privar jamás de tus miradas, por ello solo sé que quiero estar junto a ti para VERTE CERQUITA.


Eduard Guerrero

jueves, 11 de agosto de 2022

Si fuera dueño de...

Si fuera dueño del cielo te lo daría, para que arrope tus días y tus noches. Si fuera dueño de las estrellas, yo te las regalaría para adornar el techo de tu habitación cuando la luz al interior sea escasa.

Si fuera dueño del sol y de la luna, nunca te faltaría luz en el día más largo y tenue, y menos en la noche más fría y oscura.

Si fuese rico, compartiría mis riquezas contigo, mis éxitos y mis mejores momentos.
Un hombre como yo te regalaría un día de vida de los que me quedan sólo para que tú puedas despertar y conocer una mañana más.

Pero soy dueño de nada, tengo el poder de regalarte una sonrisa que se puede convertir en otro día más de vida. Te puedo inmortalizar en mis pensamientos, te puedo dar mis sonrisas y carcajadas.

No soy nada, soy nadie, pero aún así te doy todo lo que tengo y compartiría contigo lo que me sobra, aprendería lo que me falta, me levantaría de cada caída y aún así todo te lo daría. Porque ¿para qué quiero una vida llena de cosas buenas si no puedo compartirlas?

Aún si fuera Dios, yo sería quien te adoraría.

- Eduard Guerrero

miércoles, 24 de marzo de 2021

Al límite de tu mente

Mi lengua hace que tiemble el sistema que a una persona como tú gobierna, todo lo límbico que hay en ti. Déjame plantar mis caricias en tu hipocampo, para que se queden grabadas en cada recuerdo que tengas sobre mí. Quiero desbalancearte el tálamo sobre una cama de mis versos, amígdala cerebral que tus sueños inunde. Quiero hacer un corto circuito de placer y adicción con cada uno de mis besos, ahogarte con tu líbido perdida hasta que todas mis ideas desenfunde. Quiero desequilibrar tu homeostasis y que tus ganglios basales floten en el blanqueo de tus ojos, quiero arrebatarte la coordinación y la noción del tiempo mientras me devoras con tu mirada saciando todos tus antojos. Que contigo no se me acaben las palabras ni las sonrisas y que mi creatividad fluya en el lóbulo frontal de mis premisas.

Eduard Guerrero

martes, 12 de enero de 2021

Vampiresa

Eran caminatas eternas todas las mañanas y tardes sobre los oscuros pasillos del castillo de mis pensamientos. Deambulaba y deambulaba con desespero por los laberintos de mi impaciencia queriendo que llegase la medianoche para contemplar tu seductora piel. Odio el día, eso ya lo sabes, soy el Príncipe de las tinieblas, pero le temo a no presenciar más el sol que brilla en tus ojos.

Sobrevolé toda Transilvania para llegar al balcón de tu casa en un pequeño pueblo de Rumania, y ahí estabas tú. Tu pequeño cuerpo enredado entre sábanas blancas con tu babydoll rojo y tu dulce manera de mirarme con las mismas ansias de mi cuerpo sediento de ti. Tu blanca piel alumbraba la habitación más que la luna llena y tu cuello estaba a la vista de mis ojos, como diciendo aquí estoy, tómame.

Me encanta venir todas las noches a mirarte, a tocarte, a saciar mis ganas con mis mordidas, pero sobre todo me encanta como deseas que pose mi boca sobre tu cuello. Se notan tus ganas, las huelo desde mi castillo, tú quieres que te haga mía y yo simplemente quiero ser tuyo. Porque eres mi debilidad, eres mi cruz, eres una habitación llena de ajos, eres una estaca de madera en mi corazón.

Llegó por fin el día, la luna en su punto y tú dispuesta a que mi espíritu te posea, te muerdo, y tus ojos se blanquean de puro placer, las sabanas blancas empiezan a volar de la cama, tu piel se eriza al ritmo de mi deseo, tus manos aprietan las almohadas y tus piernas se entrelazan con las mías. Justo así fue, así te convertí en mi vampiresa, en Selene de mi Inframundo, en la reina de Transilvania, ahora andas con un corsé, una pinta medio rockera y alternativa, con tus ojos delineados, con tus labios más rojos que nunca, con tu piel más iluminada que antes, ahora me encantas de una manera que ni sentido tiene.

Ahora tu fuerza me apasiona, tu libido me enloquece, ahora lo puedo todo, ahora puedo dormir de noche y salir de día. Ahora, ahora puedo ser normal y el mismo malvado de siempre, pero solo contigo. Ya no claves una estaca, fabrica una Espitia sobre mi negro corazón y dame más de tu cuerpo como yo te doy mordidas con mis versos.

Te deseo vampiresa.

12/01/2021

Eduard Guerrero

sábado, 2 de mayo de 2020

Cosas de madrugada

Dicen que a las 3 de la madrugada se marca el punto de sueño nocturno más profundo en el ciclo adulto normal de sueño-vigilia. "Despertar o ser despertados a esa hora puede hacernos sentir mal o estresados".
Pero a mí me sucede todo lo contrario, porque quien me llama en la distancia, quien me saca de la quinta dimensión y me despierta aliviado con tu recuerdo, eres tú.
Tú me sacas del sueño más profundo cuando tu voz grita mi nombre en la lejanía, tu voz endulza mi oído y me atraes a la realidad, porque cuando despierto, solo eres tú en mis pensamientos.
Un ojo abierto y el otro medio cerrado, en medio de la frenética somnolencia busco una foto tuya porque la ausencia de tu presencia en mi cama afecta mi tranquilidad. Escribirte es un plus y hago catarsis cuando tu sonrisa se refleja en mis ojos.
Mis madrugadas ahora son livianas y llenas de ti, se vuelven horas mágicas en donde sé que tú y yo nos conectamos aunque nuestros cuerpos estén en otra onda. O por lo menos eso es lo que quiero creer, solo tú podrías confirmar esta mutua sensación.

Te pienso tanto, te deseo tanto y a esa hora solo quiero sentir el calor de tu cuerpo arropando mis órganos. Anhelo el sentir de tu mano deslizándose por mi pecho mientras aniquilas mi ser, mientras me induces a tu sexo y alivianas mi peso.

Esta es la hora en que tú y yo nos pertenecemos y nos perdemos. Sé que lo sientes, sé que lo piensas , sé que te sana mi pensamiento y te hace sentir un gustico de dos conexiones cósmicas astralmente alineadas por nuestras energías.

Hay ciento de cosas que describir, hay más cosas que escuchar cuando en mis sueños te presentas y más cosas que decir si a mi lado tú te acercas, hay más cosas que sentir si en el mañana tú me aceptas, hay más cosas de madrugada si me desvelo cuando te alejas.

- Eduard Guerrero

miércoles, 29 de abril de 2020

De la A a la Z 🔥

Antes de comenzar el día tus palabras calientan las mañanas frías de esta ciudad. Bienvenido tu cuerpo que no está aquí a mi lado pero tus ideas y tu voz lo convierten en un holograma palpable, una estupenda sensación de sentirte de verdad.
¿Cómo es posible esto? Nunca había sentido algo similar, nunca nadie logró acariciar mi cuerpo en la distancia y que me hiciera aumentar la respiración.
¿Dónde estuviste antes? Porque ahora no te quiero dejar ir, porque quiero que cada mañana agarres con firmeza lo que firmemente y duro pones con tus relatos.
Estoy aquí sometido a todo lo que tu mente explota y a tu lengua atravesando mi piel. Fiel a tu deseo, a tus ocurrencias y a tu saliva como si fuera exquisita miel.
Gozo de cada verbo, de cada acción y de cada sigiloso movimiento. Hecho agua me dejo beber de tus labios, condenado a tu desesperación.
Inercia se aplica en mi cuerpo por cada roce de tu piel con la mía, experimentada en relatos finos de lujuriosas ideas que de ti yacen.
Juro que no miento, me tienes ido en el vaivén de cada cosa que se te ocurre y mi deseo aumenta su peso. Kilos de pasión contenidos en un solo cuerpo y tu notable aceleración por convertirme en tu caballo.
Lo sabías, lo querías, lo planteaste, eres inteligente pues querías endurecer fuertemente mi herramienta para cabalgarme en tus terrenos.
Moría lentamente seducido por tus pausados movimientos mientras me sostenía de tus caderas.
No, por favor no pares, sigue así con tu relato, me volví un novelista y un lector por esa creatividad que de ti sale.
Ñoño parezco, porque quiero leer y leer sin parar, sentirme ahogado de tu peso encima de mí, pues lo que te pesan son las ganas.
Ofrezco mi elixir de vida si eso quieres, en el lugar que lo prefieras, ya soy tuyo, ya me tienes, no quiero que te detengas y menos que lo desperdicies.
Primero fueron tus suaves caricias recorriendo mi pecho, ahora es tu ritmo aumentando al son de lo que sientes.
¿Qué voy a hacer? Ni tú, ni yo podemos soportarlo. Respiro porque en verdad no tengo aire.
Sostengo mi mirada con la tuya al compás de tus versos, mis masajes en tu pecho con un dedo puesto en cada punta.
Te estoy sintiendo en la distancia, logras hacerlo una realidad. Vivo el momento mientras aprietas con tus pronunciados labios mi firmeza.
¡Wow! ¿Qué ha sido eso? Mi corazón ya tiene problemas cardíacos cuando tus más deliciosas y afinadas melodías llenan la habitación.
Xenofobia no tengo, al contrario, tu acento suma y no resta a cada cosa que me detallas aunque no seas de mi tierra. Y es que ya no podemos aguantar, te mueves y te mueves, ambos sin aliento ya queremos explotar.
Zumbidos se apoderan de nuestro cuerpo y en medio del zigzag, boom, explotamos a la par, con esto ya sé que siempre podré acabar con todo lo que haces y con lo que eres capaz.

De la A a la Z, como llamándote al revés. Como poniendo cada letra del abecedario de principio a fin y después de cada punto. Como cuando empezó esto y terminó en ti. En vos, en lo que sos.

- Eduard Guerrero

domingo, 26 de abril de 2020

Benditos tiempos

¡Te conocí! Sí, lo digo con efusividad porque fue simplemente una divina conspiración del universo trayéndonos al mismo lugar, su plan macabro de estrellarnos en el camino y de invitarnos a tener contacto en estos días de tiempos difíciles.

Me atrapaste, sí, fue lo bien que se te veían los lentes haciendo conjunto con tu cara y tu amabilidad que hacía ameno el momento. 

Aquí, sí, ya en este punto estaba atraído, algo despertaba más interés en mí, por eso seguía ahí, cada hora era más interesante que la anterior pero no me esperaba toparme con la magia de tu sonrisa y con el cómo se ondeaba tu cabello por la brisa que se entraba por tu ventana. Por favor, dime que lo recuerdas.

Me cautivaste, sí, porque no solo fue tu disimulada sonrisa por cada uno de mis comentarios sino la energía que en la distancia destilabas. En esta parte del día las expectativas estaban altas.

Todo pasó en un día, sí, ese mismo día aseguraste que te caía bien y que contaba con tu ser, ese mismo día nos conectamos y entendimos que el clic sí fue por la energía que se volvía más compatible minuto a minuto.

Conocerte cambió mi vida, sí, no habían pasado 24 horas y yo ya lo había puesto sobre la mesa ¿recuerdas? Tú juzgándome y hasta me quisiste decir exagerado, pero es que analiza, en verdad fue así.

Insisto, sí, insisto porque fue una cosa de notables energías en la misma habitación aunque la ubicación fuese a kilómetros de distancia. Pero se transmitía en la voz, en la sonrisa telefónica, en los gestos e incluso en la complicidad que solo nosotros entendíamos.

Fue a mediados de abril, sí, cuatro días después de mi cumpleaños y tú fuiste el mejor regalo, pero no lo sabía, lo vine entendiendo poco a poco al descubrir la bendición que es conversar contigo.

Ya no tenía escapatoria, no, yo no lo sabía pero si hubiese tenido intención de irme, no podría. Sencillamente ya me tenías totalmente atraído a ti y nada era superficial.

Fue el mejor día del 2020, sí, no tengo duda, el universo conspiró, manipuló los tiempos, los espacios, hizo lo posible para reunirnos, hizo eso y mucho más.
Pero ¿sabes? Tu sonrisa lo fue todo.

- Eduard Guerrero

jueves, 3 de octubre de 2019

El infierno entre tus piernas

Conociste por primera vez el infierno cuando mi fuego se expandía por medio de mi cálida y telefónica voz.
Un infierno que se implantó entre tus piernas, y que a elevadas temperaturas un diluvio tus labios inundó.
Interpretabas con perfecta afinación las melodías de tu cuerpo que hasta tu garganta suavizó, así era como temblaba y rugía la reina de la selva, leona hasta el corazón.
Fueron tus huellas dactilares que al ritmo de tus pensamientos y al compás de la indicación y tu perversión, se convirtieron en el depredador de tu carne que se hacía presa de cada intención.
Cerrabas las puertas al infierno retorciéndote en cada momento que se te acababa la respiración, sufijo de tu locura y descontrolada desesperación.
Te quemé las alas y la aureola que traías de lujo porque inocencia no tenías, te quemé la piel y no había bombero que apagara el fuego que tu mente explotó, la razón por la que en mis manos te tenía, era porque soy el Dios del inframundo el que te llena de tentación.

Y conociste el infierno... A kilómetros de distancia pero bien cerca el corazón.

Eduard Guerrero

domingo, 4 de agosto de 2019

Voy de negro

¡Hoy voy de negro! Negro el cuerpo, negro el pelo, negra la mirada, la ropa, el alma y las intenciones, negros los pensamientos, la música y la letra que dediqué en varias canciones. Hoy escribo después de varios meses y aunque tengo mucho por decir, se trata más de mí aunque tu reflejo me estremece si por la calle te veo ir.
Voy de negro como revelándome ante el luto desafiando los recuerdos de los que ya no me preocupo, negros hubiesen sido los versos de pensamientos que en la mente ya no ocupo, y hoy puedo decir que pa' tus besos ya no hay cupo.
Como negro me levanto después de un latigazo de tristeza afectando mi virtud, y me revelo ante el pasado que me hundió en la esclavitud.
Ya me perdoné por permitirte llenar el vacío que te dejé llenar, aunque no me arrepiento de las lecciones aprendidas y de las que pronto llegarán.
El negro es un color triste para muchos y aunque así muchos lo piensen, para mí es la muestra de mi fuerza y pocos son los que lo entienden.

- Eduard Guerrero

miércoles, 1 de mayo de 2019

Un largo día

He conocido la felicidad en diferentes formas durante toda mi vida, pero no ha habido una más real, más placentera y más fuerte que la que se resbala en mi sonrisa cuando sólo estás ahí, frente a mí, tan tierna y sencilla, tan atenta y tan humana.
Amo tu sensibilidad, amo la manera en que sé que puedes amar, amo tu forma de ser, amo tus pensamientos, amo tu esencia, amo lo que sos y lo que no, te amo a plenitud porque eres transparente y sincera, porque no eres una farsa, porque no podrías ponerte una máscara. Amo la versión de mí cuando estoy a tu lado, el hombre del buen alma y corazón, dicho por tus labios.

Quiero invitarte a mi vida... Así completa, hacer una mezcla homogénea con tus defectos y los míos, con lo que tienes y lo que tengo, con tus sentimientos y los míos, porque estoy seguro que si así me siento en el poco camino recorrido hasta la luna de hoy, mañana no será la excepción.

Cada minuto que se suma al tiempo en que duramos separados, es una eterna batalla de no saber qué hacer, porque quiero correr hacia a ti y tomarte de la mano para sentirme cerca de tu calor y de tu amor, pero sé que debo esperar el momento preciso e indicado para que sea una realidad.

Soy tu chico, soy tu hombre, soy tu amigo, soy tu compañero, soy tu profesor, soy lo que quieras que sea, soy lo que me gusta ser y aunque no tienes que pagarme, lo haces con tus ojos azules, con tus pequeños labios, con tus abrazos por la espalda.

Te extraño tanto, tanto que no sé cómo decirlo y vengo al rincón de esta oscura habitación a hacer una de las cosas que más me gusta, a escribir sobre lo que siento. Por que veo un mundo pasar frente a mis ojos, veo todo pasando lentamente, siento el tiempo como condena perpetua y sólo es tu cariño al final del sendero que me hace darle honor a mi apellido.

Soy un hombre feliz, quiero que tú también te sientas igual, me siento orgulloso de tenerte, y quiero pensar que esa foto en donde agarras mi mano es para llevarme contigo a todos las aventuras de tu vida, y no que me estás soltando y dejando atrás.

Necesito un buenos días al oído, necesito de tus caricias ingenuas, necesito de tus abrazos que dicen todo, necesito de ti para calmar esta ansiedad, necesito besarte y hacer que entiendas que hoy puedo ser el hombre que deseabas, que sólo es que tú también lo sientas y te dejes llevar por lo que dicta tu hermoso corazón.

Estoy seguro de que quiero compartir mis días contigo. Y si algún día lees esto por favor házmelo saber, porque hay más para ti, sólo para ti, cosas que nunca saldrán a la luz, cosas que sólo presenciará nuestra complicidad y privacidad.

Adoro pensarte, eres una rosa azul clavada en el pecho y sigo aprendiendo a cómo amarte.

- Eduard Guerrero